"El camino a la Paz no se construye con la ausencia de conflictos, sino con las personas que saben enfrentarlos con armonìa, conociendo sus derechos y respetando los ajenos"
Adriana Helena

SOPLIDITO CONOCE LOS NIÑOS

                                    SOPLIDITO CONOCE LOS NIÑOS
                                 Por el conocimiento de las diferentes razas

                                              

En el centro del rulo de una nube blanca y esponjosa vive una familia de vientos, allí papá Viento, mamá Brisa y su hijo Soplidito comparten muchas veces la almohada y hasta se tapan con el mismo trozo de nube por las noches. 
     
 Soplidito es pequeño y sus padres se turnan para atender al chiquitín porque lo consideran muy “niño” aún.
Como te puedes imaginar este vientito no conoce la tierra ya que nunca lo han dejado alejarse de su vivienda y tampoco sabe lo que es “un niño”, esa cosa  tan especial que siempre menciona Brisa…. Vive preguntándose ¿qué cosa tan rara será “eso”? ¿Serán rojos negros o amarillos los niños? Y está seguro de averiguarlo algún día.
Una mañana se presentó algo inesperado...Brisa y Viento tendrían que ausentase.
¡Otra vez su tío, el temido huracán se había enganchado en un sauce en su última voltereta y reclamaba ayuda familiar!
Sus padres partieron con un sin fin de recomendaciones y esperanzados de que su hijo permaneciera quieto  y  sin intentar nada.

Una larga espera en soledad fue la culpable de todo.
¿Por qué no aprovechar la ausencia de sus padres para volar y conocer la tierra?
- Se preguntó Soplidito-
¿No será este el momento justo para conocer a los niños?
            -Sin dudarlo emprendió su viaje-

La tierra le pareció maravillosa, mucho mejor de lo que se la veía de allí arriba, sólo le faltaba conocer  a “a los niños” .Era tanta su curiosidad que quería verlos a todos.
Un fuerte deseo de volar lo llevó hasta tierras de hielo, donde  se enfrentó con niños y niñas  que viajan en trineo porque son esquimales, se acercó despacio y junto con ellos conoció la inmensa satisfacción de pasear.

Con la misma alegría se metió entre la selva, allí se encontró con indiecitos con caras pintadas y plumas en su cabeza, siguiendo el ritmo de sus tambores se adueñó de las ganas de bailar y cantar.
                          

En un solo soplido entró a una gran casa con pequeños vestidos de blanco porque era una escuela, Observó su entusiasmo  en aprender y saliendo por la ventana dibujó una S en la arena orgulloso de haber logrado aprender una letra.

En una plaza encontró niños corriendo y jugando a la pelota, esperó impaciente su turno y al  patearla se apropió para siempre del deseo de jugar entre amigos.

Con un poco de esfuerzo llegó hasta tierras donde los niños comen con palitos porque son de raza amarilla, imitándolos conoció las ganas de probar cosas nuevas…

Su fortaleza lo llevó hasta tierra donde los niños de piel oscura disfrutan haciendo piruetas… Compartiendo  la tarde con ellos se llevó las ganas de correr y saltar.

Más tarde en una vivienda encontró una mamá que arropaba y besaba a sus hijos porque se iban a dormir, Ese fué el momento en que  recordó fuertemente a Brisa y le apretaron las ganas de ser amado por ella.

En un instante llegó hasta su querida nube y se tapó lentamente  con la misma frazada ruluda que lo hacía su mamá... Cuando ella llegó lo encontró dormido, le dio un beso, lo acarició y dijo:
                                          
                                 
                 -¿No te parece que a Soplidito esta noche está más grande?-
                 -No mujer- Contestó Viento, no ves que todavía es un “NIÑO-
                  MMMMMMMM....No sé...A mí me sigue pareciendo que yo hoy lo veo  más grande- Dijo Brisa mientras Soplidito sonreía porque por fin había entendido  lo que significaban estas familiares palabras.
                                                                                             Adriana Rolando